Caja furra

 Agarras la caja con pelaje, orejas y cola de animal

— ¿S-seguro que quieres abrir esa...?

Notas como Vania te mira con cierto despreció, pero te da igual, abres la caja bajo la fría mirada de la albina.

Todo se pone negro para ti, y de repente.

Sin embargo, las cosas no pasan como esperabas, frente a ti ves un hombre gordo, masturbándose frente a ti.

Tratas de decir algo, pero no puedes.

Tratas de moverte, pero no puedes.

Y de un momento a otro, el hombre eyacula, soltando su carga de esperma sobre ti.

El asco y la repulsión te invaden.

Quieres gritar, pero no puedes.

*Teléfono*

El hombre gordo se levanta de su silla y escuchas un portazo que da a entender que ha salido de su habitación.

Y a pesar de ello, tú todavía no comprendes que es lo que esta pasando.

Quieres salir de ahí, pero no puedes.

Y entonces, en tu desesperación.

— ¡Jajajajajaja! ¡¿Te gusta tu regalo?!

Oyes una risa burlona

La albina en traje de bufón aparece en tu rango de visión, riéndose de alguien, de ti.

Quieres hablar pero no puedes.

— ¿Qué? ¡¿Creíste que le cumpliría su fantasía a un furro de mierda?! ¡Pues no! ¡Esto es lo que te mereces por fantasear con una animal humanizado! ¡¡Cómo puedes excitarte con eso!!

Notas el desprecio en la voz de la albina.

— Bueno, al menos te dejaré saber que eres porque creo que tu dueño no te moverá de donde estás...

Vania saca un espejo de entre sus pechos.

Por fin logras verte.

Eres un fursona femenino, un fursona que tiene varias manchas blancas en su pelaje.

Quieres gritar de desesperación, pero no puedes.

— En fin, disfruta tu vida siendo un fursona vertedero de semen... furro de mierda... feliz día de los inocentes...

Sin risas ni el estilo bromista que tenía en un principio, la albina desaparece lanzándote una mirada de desprecio.