martes, 28 de octubre de 2025

Silent Hill TG - Parte 3


— ¡Te voy a matar, M!

Una Jane enojada y vistiendo un baby doll negro, que resaltava su figura masculina, apuntaba un cuchillo de cocina ensangrentado hacia una Vania nerviosa, que también llevaba un baby doll morado así como medias y guantes largos que hacían juego con este.

— ¡Jane, cálmate! ¡No es momento para pelear!

— ¡Cállate, maldito afortunado! ¡¿Por qué solo tú eres afectado?! ¡Yo también quisiera ser una mujer!

— ¡Jane, detente! ¡No quiero matarte!

— ¡Pero yo a ti sí! ¡Carajo, de solo pensar que tuve sexo contigo y te di placer me hace hervir la sangre! ¡Maldito desgraciado!

Jane balanceaba el cuchillo en el aire tratando de herir a la albina que solo retrocedía y trataba de dialogar.

— ¡No es como si yo pudiera controlar esto! ¡Ni siquiera sé porqué me convertí en una mujer! ¡Auh!

Uno de los cortes alcanzó las mejillas de Vania. 

Ambos se detuvieron.

Habían llegado al borde del escenario, una sala cuyas paredes y piso estaba cubierta de lo que no se sabe si era una capa de óxido o de sangre, detrás de Vania había un vacío que gritaba una muerte segura. Y delante de ella se encontraba Jane, sosteniendo un cuchillo y lanzando a la albina una mirada asesina llena de odio y envidia. 

Pero…

¿Cómo habían llegado a esto dos personas que apenas y se conocían?

Todo comenzó horas atrás.

Manuel, que había aceptado un poco más de su identidad como “Vania”, se dirigía a al motel Riverside para encontrarse con su madre. Sin embargo, el pueblo tenía otros planes para él.

— ¡¡¡Vania!!! ¡¡¡Vaaniaaaaaaaaa!!!

Justo cuando se acercaba al puente entre la calle Bloch y la calle Sagan, escucho a alguien gritarle, no muy lejos estaba Jane encima de un autobús rodeada por monstruos.

*Sonidos de disparos*

Al estar centrados en Jane, Manuel pudo disparar a la cabeza con facilidad.

Y con los monstruos eliminados, Jane bajó del autobus.

— ¡Gracias a dios que estás aquí, Vania! ¡No se que hubiera hecho yo sola! —Jane agradeció.

— Me debes un cargador

— Jaja, eres muy graciosa… Pero en serio, gracias…

— ¿Y dónde está Roy?

— Ah, fue horrible, esa chica rubia apareció con varios monstruos detrás de ellas y nos usó de carnada, tuvimos que correr y nos separamos…

Manuel se puso nervioso al escuchar.

— Entonces vi este autobús… por suerte los monstruos no saben escalar… ah… mierda… estoy cansada…

— Toma, creo que necesitas esto… —Manuel sacó una botella de agua de la mochila.

— ¡Gracias, Vania! ¡Eres como un ángel! —Jane agradeció mientras abría la botella y le daba un gran sorbo.

— Bien… supongo que seguiré mi camino…

— ¡Espera! —Jane sujetó a Manuel del brazo— ¿P-puedo ir contigo?

— ¿Ah? ¿Segura? Digo, tu plan es salir del pueblo mientras que el mio es encontrar a… a ciertas personas… —Manuel no quería revelar mucha información.

— N-no importa… quizás y no encontramos a Roy… ¡Ah, ya sé!

Jane sacó un labial de uno de sus bolsillos y empezó a escribir en los vidrios del autobús.

“Roy, vamos al motel Riverside -Jane”

— Eso debería funcionar…

— Andando entonces… entre más rápido resuelva esto mejor.

Jane y Manuel caminaron hasta el motel tratando de evitar los monstruos que se encontraban en el camino, especialmente porque Manuel quería ahorrar balas.

Y varios minutos más tarde.

— Ahh… ya era hora.

Habían llegado al lugar, la puerta principal estaba cerrada, así que tuvieron que usar la entrada peatonal.

— Supongo que puedes quedarte aquí una vez que limpiemos el lugar.

— … Me parece bien…

Después de entrar a un pequeño patio por la entrada peatonal, abrieron la puerta a la recepción, estaba obscura, pero no era problema gracias a la linterna de Manuel.

Sin embargo.

— ¡¿Ah?!

La linterna se apagó.

— ¡¿Kya?! ¡¿Jane, d-dónde estás tocando?!

— ¡¿Yo?! ¡Si eres tú!

Ambas sentían las manos pasando por sus cuerpos, pero ninguna estaba tocando a la otra.

— ¡¿Qué está pasando?! —gritaron ambas.

Y entonces.

*Sonido de interruptor viejo*

La luz de la habitación se encendió, revelando el piso y las paredes desgastadas de la recepción, con los muebles que había en un estado igual o peor que el de las paredes.

— ¡Tus ropas!

“Ambas” se miraron, luego miraron hacia abajo. Descubrieron que sus ropas habían cambiado, ahora llevaban puestos unos baby doll junto con medias y guantes, así como collarines en sus cuellos y aretes en sus orejas.

El color del baby doll de la albina era un morado oscuro al igual que los guantes y las medias, mientras que el de Jane era de color verde.

Claro que el equipo de Manuel; la mochila, la radio, la linterna y la pistola seguían en sus lugares.

Y aún así.

— ¿Qué carajos significa esto? —Manuel se preguntó a sí mismo. 

— ¿Qué dijiste?

Manuel volteó a ver a Jane, pero…

Lo notó, en la entrepierna de Jane, había un bulto sobresaliente…

— … Jane… tú… —Manuel no pudo evitar señalar el bulto.

Jane, sin decir nada, se tapó con las manos.

— … S-supongo que ahora te doy asco… después de todo, un hombre en un baby doll es asqueroso…

— ¿Qué? ¡No! … Solo estoy… sorprendido… ah, mira, solo busquemos lo que necesito y- ¡Kya!

Manuel quiso cambiar de tema y empezó a caminar, pero se cayó en el piso.

¿La razón?

En sus pies ahora había un par de tacones altos de aguja.

— ¡¿Incluso me cambiaron el calzado?! 

— ¿Estás bien? 

— Sí, solo debo quitar- ¿Eh? No salen…

Manuel trató de quitarse los tacones para poder caminar más cómodamente, pero estos no salían.

— … Esto no puede ser peor…

Las fantasías de Manuel se quedaron en eso únicamente, en fantasías, nunca se atrevió a comprar tacones y usarlos, o siquiera practicar con los tacones de su madre. Por lo que usar tacones era nuevo para él.

— Es difícil caminar con estas cosas… ¿cómo lo hacen…?

Las piernas de Manuel temblaban mientras trataba de mantener el equilibrio, se terminó recargando en una de las paredes para poder mantenerse de pie.

— Tranquila, pasa la primera vez… es solo agarrar práctica… —Jane habló perfectamente de pie.

— … No sé cómo sentirme al ver que… bueno… —Manuel quería bromear, pero sentía que no era el momento— que eres mejor que yo en tacones…

— Venga… te ayudaré… 

Jane extendió su mano, Manuel la tomó sin dudar. Empezaron a caminar con Manuel recargado en el hombro de Jane. A un paso lento…

Manuel se acercó al mostrador, encontrando una nota.

“Señorita Vania, su madre la espera en la habitación 209, está muy cansada por tener que cuidarla a usted y a su abuela así que se ha quedado ahí el día de hoy

Por cierto, si necesita algo, vaya con el personal de mantenimiento”

Una vez más el enojo se pintó en su cara, pero con el encuentro de su padre, esperaba que esta nota se tratara de una broma pesada.

Arrugó la nota y la tiró.

— ¿Decía algo malo? —Jane preguntó con curiosidad.

— No… es solo… no puedo evitar pensar que se trata de una broma… una muy mala…

— ¿A qué te refieres…?

— … Solo imagina esto: recibes una carta en la que se menciona a alguien muerto como vivo… 

— ¿Entonces la persona que buscas está muerta? —Jane intuyó.

— Se supone… pero… estas notas… son muy personales, ¿sabes? Es casi como si tuviera un acosador encima…

— Debe ser bastante pesado…

— Como sea, solo sigamos…

Ambos quedaron en silencio.

Y al lado de donde vio la nota, encontró un mapa del motel.

— Bien, esto será fácil… lo malo será salir en estas cosas… y estos…

Manuel alzó su pie derecho hasta poder tocarlo con su mano, señalando los tacones que no se podía quitar.

Salieron de la recepción y caminaron a las puertas que conectaban con el patio donde estaba la habitación 209. Al no haber monstruos, pudieron tomarse el tiempo para caminar tranquilos, incluso Manuel trató de caminar en tacones sin apoyo de Jane.

— ¡Auch! 

Tropezó patéticamente, se volvió a levantar y retomó su camino apoyado de Jane.

Atravesaron el barandal entrando a otro patio vacío, y a los pocos pasos.

— Ahí esta…

Se veía la habitación 209 con su señalamiento.

Pero.

— ¿Eh? Esta cerrada…

*Sonido de golpes suaves*

Manuel tocó la puerta suavemente.

— ¿Mamá? Soy yo- —Manuel recordó que tenía a Jane a un lado— tu hija… Vania… 

No hubo respuesta.

*Sonidos de golpes moderados*

— ¡Mamá! ¡Abre la puerta! 

No hubo respuesta.

*Sonidos de golpes intensos*

Usando toda la fuerza que su cuerpo femenino le podía dar, golpeó la puerta lo más fuerte que pudo, agitando la mano en señal de dolor.

— ¡¡Mamá!! ¡¡Soy yo, Vania!! ¡¡Abreme!!

Tampoco hubo respuesta.

Manuel se recargó contra la puerta y se deslizó lentamente hasta quedar sentado.

— Je… quizás sí era todo una broma… digo… este lugar se ve más abandonado que las ciudades de Tamaulipas… quizás simplemente deba irme de este pueblo…

No pudo evitar sentirse patético con la situación.

— Vamos… no todo es malo…

Jane trató de consolarlo a pesar de no poder entender lo que dice, pero… Manuel lo notó… 

En su entrepierna masculina sobresalía un erección que parecía romper las bragas en cualquier momento.

Manuel, con una cara sonrojada, se cubrió los pechos con su mano derecha y uso la izquierda para bloquear el incómodo paisaje.

— ¡Carajo, no tengas una erección conmigo!

— ¡Lo siento, es normal para un hombre cuando ve a una chica sexi! 

Jane se volvió, pero ahora ambos estaban incómodos… y un poco excitados. Jane se excitó al ver la figura sensual de Vania y Vania se excitó al ver el miembro erecto de Jane.

Pero.

*Sonido de chapa*

— ¡Vania, qué bueno que llegas!

— ¡¿Mamá?! ¿Qué haces aquí?

La chapa de la puerta en la que Manuel estaba recargado se movió, y al otro lado de esta habló una voz femenina, con un tono bastante familiar para Manuel.

— ¿No es obvio? Descansando después de estar tan ocupada contigo y tu abuela. Ahora, la chapa de la puerta se descompuso, necesito que vayas y hables a mantenimiento, ah, ¿trajiste el dinero del hospital?

— … Sí… Bien… volveré con ayuda.

Manuel miró el mapa, la sala de mantenimiento estaba opuesta a la puerta que cruzaron. Se levantó todavía recargado en la pared y trató de caminar por su cuenta, parecía un cervatillo dando sus primeros pasos. Jane le siguió de cerca, tratando de contener la risa por el paso inestable de Manuel.

Llegó a la puerta que conectaba con el pasillo del patio la sala de mantenimiento, solo para encontrar una nota.

“El idiota de mantenimiento perdió otra vez la llave mientras se emborrachaba en el bar, si alguien la encuentra por favor devolverla a la recepción”

— Me lleva… 

— ¿Dijiste algo?

— No es nada…

Manuel volvió a mirar el mapa, molesto por tener que dar toda una vuelta en tacones que apenas y podía usar.

Ambos volvieron por donde entraron, con Manuel todavía caminando de una forma irregular y desbalanceada.

— ¿Quieres ayuda?

— No, tengo que hacerlo so-¡Kya!

El tacón derecho de Manuel se resbaló, cayó de espaldas, pero fue atrapado por Jane.

— Ann~ Jane… ¿Podrías soltar mis pechos?

— Ah, lo siento…

Manuel sintió las manos de Jane apretando sus senos, pero no fue lo único que sintió, en su parte baja, entre sus nalgas, también había algo duro.

Se apartó rápidamente, volviendo a perder el equilibrio y volviendo a caer.

— Vania… somos adultos, sabes que esto es normal 

Vania lo sabía perfectamente.

— Lo sé, solo… es difícil de explicar…

Se estaba conteniendo a sí misma.

Como fanático del TG, había tenido incontables veces la fantasía de convertirse en una mujer y tener sexo con otro hombre, de chupar su miembro y ser penetrada por este. Y ahora con su cuerpo femenino, con la ropa tan reveladora que llevaba, con Jane a solas y un motel que hasta el momento parece deshabitado, la oportunidad estaba servida en bandeja de plata, incluso sus bragas estaban mojadas por la emoción de cumplir su fantasía sexual.

Pero no era el momento. 

Vania volvía a su realidad como Manuel, a todo este asunto de su familia. Que en un principio parecía una clase de broma de mal gusto, pero el encuentro con su padre lo ponía en duda. Empezaba a creer en esta oportunidad para volver a reunirse con su abuela, su ser más querido y cuya partida le afectó demasiado. Esa chispa mantenía retenida su lujuria y sus ansias por tener sexo con Jane.

Ambos siguieron caminando hasta llegar a la piscina; su interior estaba vacío y las baldosas en sus paredes y piso estaban rotas y desgastadas.

Caminaron hasta la puerta del bar.

— Veo que aprendes rápido —Jane notó que el caminar de Manuel se había vuelto un poco más estable.

— Supongo que sí…

Entraron al bar sin problema alguno. 

Había mesas rotas y empolvadas así como botellas vacías y rotas en el piso y en las mesas y barras.

Pero.

— Ugh…

En medio de todo el desorden había un cadáver colgado del cuello al enorme candelabro que había en el techo, la podredumbre en su piel se notaba así como el mal olor que este emitía y llenaba el lugar.

Tapándose la nariz y respirando por la boca, empezaron a explorar el lugar en busca de la llave usando la linterna de Vania para iluminarse.

Entonces encontraron una nota.

“Philip, dile a Noah, que encontré la llave, bueno… una clienta la encontró, le pedí que la llevara a la recepción ya que no podía dejar la barra, en caso de que no la lleve hasta alla (porque también estaba medio borracha) se hospeda en la habitación 310, aunque dudo que haya podido subir las escaleras”

Manuel se preocupó al leer la palabra “escaleras” debido a los tacones, pero.

*Sonido raro*

Algo se escuchó.

— ¡Vania! ¡Akg!

— ¡Jan-

El cadáver que permanecía sin vida se había movido, pero no solo eso, había atacado a Jane y Manuel con unas sogas, quienes al ser tomados por sorpresa no pudieron reaccionar y fueron sujetados del cuello. Después fueron levantados, sintiendo como la soga les cortaba el aire.

La vida de ambos parecía llegar a su fin.

Pero.

*Sonidos de disparos*

Manuel sacó la pistola de su funda y disparó al monstruo hasta hacerlo “caer” nuevamente.

Solo así se liberaron de la soga, aunque la marca de esta permanecía en sus cuellos.

— ¡Cof, cof! Agh… ¿Por qué todos siempre me apuntan al cuello…? —se preguntaba Manuel mientras recuperaba el aliento y guardaba la pistola en su funda— ¿Estás bien, Jane?

— ¿En serio me preguntas eso? Casi muero, ¿y eso es lo primero que preguntas? ¡Claro que no estoy bien! —Jane estaba asustado— ¡Mierda, ya no quiero seguir con esto! Vania, escapemos de una vez, por favor…

Jane rogó llorando.

— … Lo siento… no puedo… —Vania trató de tranquilizarlo, haciendo una sonrisa pícara antes de hablar— Oye… ¿qué te parece si te animó un poco~?

Vania llevó la mano derecha de Jane a su seno izquierdo, Jane captó rápidamente sus intenciones…

— ¿Por qué?

— Dijiste que esto es normal en los adultos… además… yo también necesito distraerme~

Jane pasó de estar asustado a ser tentado por la seductora albina frente a él.

— Entonces… ¿qué te parece si vamos a esa habitación y tenemos un poco de diversión~?

— N-no es justo… estás usando tus encantos femeninos para convencerme… Oh…

Vania llevó su manos libre a la entrepierna de Jane, sintiendo como se habían mojado las bragas que llevaban.

— Jane… tú…

— Cállate… a ti te pasó lo mismo… solo vayamos a esa habitación…

Vania tomó de la mano a Jane y empezaron a caminar, todavía tenía problemas con los tacones. Y si el caminar suelo plano le era problemático entonces caminar en escaleras con los tacones y sus senos obstruyendo su vista lo sería todavía más.

Lo que debía ser uno o dos minutos se convirtieron en 15.

Y entonces entraron, la habitación estaba ordenada a pesar de las paredes desgastadas. En la cama había varios vestidos desgastados y empolvados.

— ¡Nmm! —Vania sintió sus pechos siendo apretados.

Jane no perdió el tiempo, hizo lo que tenía que hacer.

— Te envidió, Vania, me gustaría tener unas tetas tan suaves como las tuyas…

— Jeje~ Hmm~ puedes tocar todo lo que quieras~ pero… —Vania llevó su mano izquierda a la entrepierna de Jane— Yo también quiero tocar~ Oye… ¿me dejas hacer algo más?

— Claro…

Vania se volteó y se puso de rodillas, hizo las bragas a un lado revelando el pene que llevaba erecto desde hace rato, lo tocó con su pequeñas y suaves manos femeninas sintiendo su calor y dureza. Empezó a frotarlo hacía delante y hacía atrás como un piston arrancando.

— Oh… Vania…

— ¿Te gusta~? 

El fuerte aroma masculino rascaba las fosas nasales de la albina, el aroma solo la excitaba más y más. Lentamente acercó sus labios al trozo de carne caliente.

*Sonido de beso*

El palo carnoso recibió un suave beso de los labios de la albina.

Y luego.

— Mmm~

— Ohh~ 

Vania introdujo el pene en su boca, saboreando la punta con la lengua, un agradable sabor salado golpeaba sus papilas gustativas, poco a poco lo fue introduciendo más profundo en su boca, dejando de usar su mano izquierda para llevarla a su entrepierna y darse placer a sí misma mientras chupaba el pene de Jane. La baba y el líquido preseminal se mezclaban en su boca solo para desbordarse lentamente por sus labios, la lengua no dejaba de masajear el pene como si de una paleta se tratase, y en su expresión solo había lujuria y éxtasis.

Esto es lo que ella había añorado por tanto tiempo, ser una mujer y experimentar el sexo como una.

Y poco a poco, Vania sentía las palpitaciones del palo en su boca aumentando.

— ¡Vania, yo…!

Jane agarró la cabeza de Vania.

*Sonidos de eyaculación*

Jane se vino en la boca de la albina, esta podía sentir el semen caliente y salado recorriendo su boca y garganta.

[

— Diablos… luces tan lasciva estando así…

— Jaja~ te viniste demasiado~ supongo que lo hice bien~ pero ahora… —Manuel se sentó en la cama y abrió las piernas— Es mi turno~

Jane devolvió el favor oral a Vania, arrodillándose también y haciendo a un lado las bragas empapadas de jugos vaginales.

— Ahh 

— Oye, todavía no empiezo…

Vania jadeó ligeramente al sentir la respiración de Jane golpeando suavemente su vagina.

— Jeje… creo que soy un poco más sensible…

Jane, sujetó los muslos de Vania… y empezó a lamer.

— ¡¿Ahh~?! Esto es… Ahh~ ¡Oh dios, tu lenguaahh~!

— Y apenas vamos comenzando~

— ¿Eh? ¡¿Ohh?! ¡Aah~!

Jane tomó el clítoris de Vania con su mano derecha y comenzó a pellizcarlo y a frotarlo, un nuevo estímulo recorrió la entrepierna de la albina hasta llegar a su cerebro. 

— ¡¿Qué es- ¡Ah! estó?! ¡Annn! —Vania estaba sorprendida y excitada por la técnica de Jane.

La lengua en las paredes vaginales y los dedos en el clítoris se movían con una técnica experta, hacían estremecer a la albina con cada roce.

— Ah~ se siente genial~ ahh~ me encanta~ 

“¡Ser una mujer es increíble!”, pensó Vania, quería gritarlo pero sentía que arruinaría el momento candente, de hecho…

— ¡Ser una mujer es increíble! 

Vania gritó en español, así que Jane no pudo entenderla. 

Y las piernas que estaban abiertas empezaron a abrazar a Jane.

— ¡Más…! ¡Siento que algo… vienen! ¡¡Aaaaahhhhhhh!!

Vania se vino por recibir sexo oral mientras su expresión mostraba un ahegao.

— Ah… ¡Fue genial…! Ah… ahh… Siento que… me voy a desmayar…

— Oye… todavía no terminamos~ 

El pene de Jane estaba duro de nuevo, bañado en saliva y listo para entrar en la cavidad uterina de Vania. Jane lo tomó con su mano derecha, guiandolo hasta la vagina mojada de la albina, frotandolo contra sus labios vaginales.

— Ngh… Jane… no juegues… me… metelo…

*Sonidos de penetración*

— ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!! 

Un grito fuerte y lascivo salió de la boca de Vania.

— Oh, aprietas fuerte…

— Ahh~ Mnnn~ Ngh~ Annn~ tu pene~ ¡Ahh~ 

— Te ves tan lasciva justo ahora…

Jane se empezó a mover.

— ¡Ahh! ¡Esto es increíble! ¡Más! ¡Dame más duro, Jane!

Vania se aferró a Jane con brazos y piernas mientra gemía y disfrutaba del sexo como mujer. Mientras tanto, Jane la agarraba de las nalgas mientras movía sus caderas como pistón y disfrutaba del agarre de las paredes vaginales de la albina.

Jane no podía evitar quedar cautivado por la albina que se estremecía de placer en frente de él, aunque también había un poco de envidia en su mirada, pero Vania no lo notó, ella estaba sumergida en el placer de su cuerpo femenino.

Y así, la escena sexual entre un hombre que hace una horas era una mujer y un hombre que gustaba de travestirse continuó su rumbo erotico, con los gemidos de la albina llenando la habitación.

— ¡Esto se siente mejor que mis dedos! ¡Ahh! ¡No te detengas! ¡¡Sigue!!

Las estocadas aumentaron su fuerza y velocidad al igual que la intensidad de los gemidos de Vania, el placer era tanto que no podía evitar clavar sus uñas en la espalda de Jane.

— ¡Ahh! ¡A~ann! ¡Más~! ¡Aa~ahh! 

Y poco a poco, llegó el momento más ansiado por Vania.

— Vania… uff… ¡Me voy a venir! ¡¿Dónde lo quieres?!

— Ahh~ ¡Aaden… tro! ¡Lo quiero dentrohhh! 

— ¡Aquí viene! 

— ¡Yo también! ¡¡Me vengoooooohhh!!

Ambos alcanzaron el clímax, sin embargo, fue Vania quien se llevó el máximo placer, lo expresó gritando en alto. El venirse hacía que la sensación del esperma llenando su útero fuera más placentera.

— El sexo como mujer es lo mejor… definitivamente quiero quedarme así… —Manuel volvió a hablar en españolAunque no puedo creer que me haya comido un trapito…

— ¿Qué tanto balbuceas? —preguntó Jane al no entender nada.

— No es nada, solo que me hiciste sentir muy bien…

— Que dulce, supongo…

El pene fue retirado, dejando salir la mezcla de jugos vaginales y semen del interior de la vagina de Vania.

Entonces ambos se recostaron en la cama.

— Eso fue fantástico… —expresó Vania.

— Lo sé, tu coño me apretaba como loco…

— Tu verga me volvía loca, jaja…

Ambos descansaron una media hora, luego Vania se puso de pie, se acomodó la poca ropa que cubría su cuerpo, el semen manchó sus bragas pero no le importó. Después caminó hasta la mochila y sacó una barra energética; abrió el empaque y le dio la mitad a Jane, tambien tomo dos botellas de agua para beberlas.

Luego miró a su alrededor, encontrando las llaves de mantenimiento en uno de los muebles.

Pero…

— ¿No piensas darte una ducha? —Jane preguntó al ver a Vania ponerse sus cosas.

— ¿Tenemos regaderas?

— Hay una puerta que dice “baño” justo ahí… —Jane señaló.

— Ah… no le puse atención…

Vania caminó hasta el baño, en este había un retrete así como una regadera con un espacio pequeño. Se sorprendió al ver que salía agua de la regadera, quisó quitarse la ropa, pero…

— ¿Tampoco sale?

La ropa no se despega de su cuerpo, únicamente se podía mover para revelar su vagina y sus pezones.

— En serio… ¿Qué diablos pasa con esta ropa?

Se tuvo que bañar así, se sintió rara al bañarse con ropa, pero lo reemplazó con la extraña y placentera sensación de sacar el semen de su vagina al hurgar con sus dedos dentro de esta.

Minutos después tomó una toalla y se secó las partes que pudo para finalmente salir de la habitación.

— Tu turno —le dijo Vania a Jane.

Jane también se bañó. Y así, con sus ropas todavía mojadas, salieron de la habitación para continuar con el objetivo de Manuel.

Bajaron las escaleras con sumo cuidado de no caerse, luego atravesaron el patio hasta la puerta cerrada.

— Listo, está abierta…

Abrieron la puerta solo para llegar a otro patio, hasta el fondo estaba la sala de mantenimiento, Manuel desenfundó el arma y abrió la puerta.

— ¡Kyagh!

Una vez más fueron recibidas por sogas apuntando a su cuello, fueron atrapados al instante. Vania vio a una mujer ahorcada y apuntó con el arma, pero…

*Sonido de arma vacía*

Se olvidó por completo de recargar el arma, rápidamente quitó el cargador y tomó uno de la bolsa de su mochila, sin embargo, debido a la situación esto le estaba costando más, y cada segundo que pasaba sentía como su vista se nublaba más y más…

Logró tomarlo, ahora faltaba insertarlo, que también le tomó segundos extras.

*Sonidos de disparos*

— ¡Kgha!

Ambos fueron soltados, pero esta vez les costó más tiempo recuperarse…

— ¡Dios, ya no quiero seguir con esto! —Jane se quejó nuevamente.

— Jane… 

— ¡No, nada de Jane! ¡Esta es tu lucha, no la mía! ¡Si tuviera un arma como tú ya te hubiera abandonado! 

— … Bien, adelante ve y muere en manos de uno de esas cosas… yo tengo un camino que seguir…

Manuel recogió el cargador tirado y empezó a mirar el lugar.

— Mira, querías un arma, entonces toma esto.

Manuel encontró un cuchillo de cocina junto a una nota.

“Ese maldito cocinero… tomó mis pinzas porque el hijo de puta ocupaba sujetar la sartén rota, traté de recuperarla pero el culero me amenazó con su escopeta, hablar con Ton tampoco sirve, también le tiene miedo al cocinero… pero no importa, ayer me escabullí en la cocina y le robe su famoso cuchillo de cocina del que se jactaba que podía cortar hasta diamante. 

En este mundo es una por otra, y ese maldito no iba a ser la excepción”

— Ahora tienes un arma… puedes irte…

— V-Vania… yo… lo siento… no es lo que quise decir… es solo… estoy estresada…

— ¡¿Y crees que yo no?!

Jane no respondió, por primera vez Manuel se enojó con él. 

Solo le quedó seguirle en silencio.

Entonces Manuel encontró algo más; un pozo en la pared. Manuel revisó el mapa nuevamente, vio que este túnel llegaba hasta la habitación en la que estaba su madre, quizás podría llegar hasta ella por allí.

Sin decir nada, entró en este.

Pero una expresión de enojo y miedo se pintó en su rostro, en las paredes de lo que en realidad era un pasillo había colgadas fotos y más fotos, pero… del lado derecho eran fotos de él como hombre, mientras del lado izquierdo eran las mismas fotos pero como mujer.

— ¿Por qué hay tantas fotos de ti?

— No lo sé…

— y este de acá… ¿tienes un hermano…?

— … tampoco lo sé…

“¿Cómo era esto posible?” Se preguntaba Manuel en su interior.

Ambos caminaron lentamente prestando atención a las fotos, estás empezaban desde su niñez hasta su adultez. Cada foto que veía solo le hacía hervir más la sangre, simplemente no podía comprender cómo era posible, y que de ser real, la persona que lo hizo realmente estaba enferma de la cabeza.

Finalmente llegaron al final del pasillo, y efectivamente, había una puerta que conectaba con la habitación.

La puerta se abrió sin problema alguno, revelando la recamara, en esta habían varias cosas que pertenecían a su madre, pero sobre todo.

— ¡Mis cosas! 

En una de las mesitas de noche, estaban las pertenencias de Manuel; su cartera, su celular y las llaves del coche…

Sin embargo…

— ¡Mierda!

El teléfono estaba descargado, y la identificación en su cartera mostraba una identificación de su yo femenino, de Vania.

— Vania, qué bueno que lograste entrar.

— ¿Mamá?

En una puerta, ubicada entre la puerta que da con el patio y la puerta del pasillo largo, sono la voz de su madre.

— Ven, pasa, tenemos que hablar…

Manuel suspiró.

— Jane… espera aquí… Tengo que hablar con mi mamá… Escuches lo que escuches, no entres

Manuel recargó los cargadores de la pistola antes de abrir la puerta y entrar.

*Sonido de portazo*

La puerta detrás suyo se cerró de golpe…

— Manuel… mi niño… no puedo creer que hayas acabado así… 

— ¿Así co…? ¡Mierda! 

La voz de Manuel había vuelto a cambiar, lo que le indicaba que había vuelto a ser hombre.

Un hombre vistiendo un babydoll morado así como guantes y medias del mismo color.

— ¡Te lo dí todo! ¡Te dejé ser libre! ¡¿Y así es como me pagas?! ¡Bateando para el otro lado!

— ¡¿Qué?! ¡No! ¡No soy gay!

— ¡¿Entonces que son esas ropas?! ¡¿Qué es ese blog en tu celular?! ¡Esas historias enfermas!

— … Tú… ¿V-vi-viste las historia…? —el nerviosismo y la preocupación se apoderó de Manuel.

Nunca le había contado a su familia sobre el fetiche, y aunque vivía con el miedo constante de que esta se enterara, ese día parecía haber llegado.

— Sabía que tenías un tornillo suelto… ¡Pero esto! ¡Dios! ¡Manuel, eres un maldito enfermo! ¡Debí acercarte más a dios! 

— ¡No, basta! ¡Tú no eres mi mamá! 

— Me mordiste cuando apenas salían tus dientes… te encontré fuera del salón de clases una vez que te recogí en el jardín de niños… te di permisos para ir con tus amigos en la secundaria… te apoyé cuando dejaste la carrera de ingeniería… ¡¿Y a pesar de todo me dices que no soy tu madre?!

Manuel se encogió del nervio, todo lo que había escuchado era cierto.

— Es hora de que yo me haga cargo personalmente de ti y te enderece de una vez por todas…

El lugar se iluminó, revelando las paredes y el piso de un color rojizo así como una figura femenina humana, pero esa se fue deformando hasta convertirse en un bulto de carne podrida con varios brazos en toda la superficie, con la cara de la madre de Manuel en el centro.

*Sonidos de disparos*

Manuel vació el cargador del arma, pero no fue suficiente.

— ¡¿Cómo te atreves a dispararle a tu propia madre?! ¡Eres un hijo malagradecido! ¡Tantos sacrificios que hice por ti!

La masa deforme con el rostro de la madre se acercó para agarrarlo, pero Manuel no se dejó atrapar.

— ¡Hazme caso! ¡Soy tu madre!

— ¡No, no lo eres! ¡Mamá sería más comprensiva!

*Sonidos de disparos*

Manuel recargó el arma y volvió a disparar, esta vez tratando de apuntar a la cabeza de su “madre”.

— ¡¿Por qué eres así con tu madre?! ¡Yo solo quiero lo mejor para ti!

— ¡Y tú qué sabes de mí! ¡Tú nunca has creído en mí! ¡Por todo me regañas y me cuestionas!

— ¡Lo hago porque eres muy inocente! ¡No todo el mundo será bueno contigo!

— ¡Pues hasta ahora nada de lo que he hecho me ha salido mal!

*Sonidos de disparos*

— ¡¿Y acabar como un travesti está bien para ti?! ¡Por dios, Manuel, reacciona! ¡Tu abuela estaría muy decepcionada de ti!

*Sonidos de disparos*

— ¡No metas a mi abuelita en-

Antes de poder terminar de hablar fue golpeado por una de las manos, soltando el arma y cayendo al piso.

— ¡Sabes perfectamente cómo funciona esta familia! ¡Sabes que somos tradicionales!

— ¿Sí? … pues… los tiempos… cambian… —Manuel protestó, todavía recuperándose del golpe.

— ¡No le hables así a tu madre!

La masa de carne deforme cargó contra Manuel, pero no logró esquivarlo del todo, uno de los brazos había agarrado su pierna, para su suerte había caído cerca de la pistola.

— ¡¡¡Manuel!!!

*Sonidos de disparos*

Disparó a la mano que lo sujetaba, logrando liberarse y volver al combate.

Los pasos de la madre sonaban al ritmo de las balas siendo golpeadas por el detonador. Y poco a poco, los movimientos de la madre fueron haciéndose más y más lentos.

Hasta qué.

— Manuel… por favor… recapacita… no dañarías a tu madre, ¿cierto? —la criatura rogaba por su vida como si estuviera en sus últimas.

— No… no dañaría a mi madre… pero tú no lo eres

— ¡¡¡Manuel!!

*Sonidos de disparos*

Las últimas balas del último cargador fueron vaciadas, terminando con la vida que había tomado la forma de la madre de Manuel

— Incluso si mi verdadera madre no me acepta como soy… ya soy un adulto independiente… lo que yo haga no es de su incumbencia…

Manuel, cayó de rodillas, cansado.

Pero apenas pasaron uno minutos.

*Sonido de puerta abriéndose*

La puerta por la que vino se abrió, era Jane, pero ella no lo vio en su forma masculina.

— … Así que… eras un hombre… 

— ¿Eh? ¿Cómo- mi voz…

Manuel volvió a su forma femenina.

— Todo este tiempo te estuviste burlando de mí…

— ¡¿Qué?! ¡No!

— ¡No mientas! ¡Me usaste para probar el sexo como mujer! ¡Para vivir las fantasias que yo quería vivir! ¡Para vivir las fantasías que toda la comunidad quisiera vivir! ¡Quién iba a decir que mi idolo se burlaría de mí!

— ¿De qué hablas?

— ¿Acaso no lo sabes, M, señor del blog Body Swap et al? No intentes ocultarlo, lo vi en tu teléfono…

— ¿Mi teléfono? Espera, ¿tú… me conoces? 

— ¡¿Conocerte?! ¡Era tu fan! ¡Me gustaban tus historias! Pero no es justo, ¿sabes…? Qué solo tú puedas disfrutar el ser una mujer… ¡Es injusto!

Jane empezó a caminar hacía Manuel con el cuchillo en mano. Y Manuel al verlo se puso de pie y le apuntó con el arma.

— Jane… no me hagas matar a una persona…

— Je… no me importa morir si puedo matarte antes…

— Jane… te lo advierto…

Jane empezó a correr, Manuel apretó el gatillo pero…

— ¡Carajo!

El arma no tenía balas.

No le quedó de otra que tratar de esquivar.

— ¡Jane, para!

— ¡No, esto no termina hasta que acabe con tu vida!

La persecución y los diálogos siguieron su rumbo, hasta acorralar a Manuel en lo que parecía una caída sin fondo.

— ¡¡¡Muere!!!

Jane se abalanzó contra Manuel, y en un intento desesperado logró esquivarlo, tomando su mano izquierda con su propia izquierda y jalandola hacía el vacío, pero.

— ¡Si yo muero entonces tu vienes conmigo!

Jane alcanzó a sujetar el brazo de Manuel, arrastrándolo al borde también, sujetándose con su otra mano al piso en un intento desesperado por no caer.

— Jaja… si no puedo matarte… al menos me llevaré este lindo brazo conmigo…

— ¡Jane, no! ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!!!

Jane encajó el cuchillo en el brazo de Manuel, cortando la carne y el hueso con este.

— ¡¡¡Ajajajajajajajajajajaja!!!

La risa desquiciada de Jane se perdió a los pocos segundos, y fue lo último que escuchó Manuel antes de desmayarse mientras se desangraba.

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