miércoles, 18 de junio de 2025

Atrapados

Hola, como ya habrán visto, he restaurado las historias en las que me ponía como protagonista, un poco desmotivado porque se perdieron dos caps de la historia isekai y otro borrador con ideas para palworld tg, por suerte las idols salieron intactas pero le faltan las imagenes... quizás las publique así... 

Y bueno, como si no fuera suficiente de hacer historias de mí para mí, hoy vengo con otra más.

Pues es otra de esas series TG que se me ocurrió mientras leía un manga, y como me iba a poner de personaje pensé en meter a más personas con las que he interactuado. Con unas pocas imágenes descriptivas de los personajes hechas por Levi

Sin más que decir, dejo el primer cap.

— Ya está todo listo, señorita.

— Bien, ahora que toda la servidumbre salga de aquí, pronto comenzará la reunión.

— Entendido, señorita.

Eran los ocho de la noche en el lugar; una institución educativa de alto nivel y de gran tamaño, en uno de los gimnasios de la institución, había unas pocas mesas con platillos cubiertos para preservar su calor, así como varios hombres y mujeres en ropas de criados terminando los toques finales, y un poco lejos de ellos, estaba una hermosa mujer de cabello rubio y proporciones modestas, vistiendo un vestido rojo que se ajustaba completamente a su figura esbelta y acompañado por tacones de aguja alta y fina joyería, en su mirada se podía notar la arrogancia y la superioridad. 

La mujer había dado una orden.

— ¡Atención todos! —gritó el sirviente— ¡Ya oyeron a la señorita, debemos retirarnos!

Y así, los hombres y mujeres en ropas de criados empezaron a salir del salón y a subirse a varios transportes que había en el estacionamiento del instituto.

— Pasaré por usted más tarde, señorita, que tenga buena noche.

— Lo sé, Sebastian, te llamaré cuando quiera irme.

Y justo cuando Sebastian iba saliendo, una persona llegó al lugar.

Aclaración: esta imagen es solo para mostrar el aspecto físico del personaje

— Ah, LJ… Típico de la representante de la clase, siempre puntual, siempre perfecta.

Una mujer conocida como “LJ”, entró por la puerta, una mujer de cabello y ojos naranjas, pero a diferencia de la mujer que la recibió, vestía una blusa roja y un pantalón de mezclilla color blanco junto con unos tacones de suela corta.

— Es un gusto verte también… Cristina… —LJ habló con un tono de incomodidad.

La mujer tomó asiento mientras miraba su teléfono.

Mientras tanto, en el estacionamiento del lugar.

*¡¡Rum!!*

— ¡Woah, cuidado!

— ¡Lo siento! Ah… todavía no me acostumbro.

Dos ex-alumnos habían llegado, sin embargo, uno casi atropella al otro.

Jeison antes del cambio.

Manuel, un hombre regordete vistiendo un traje negro, de cabello corto y ojos café, se había bajado de su vehiculo, y apenas al cerrar la puerta casi fue atropellado por Jeison, un hombre con un fisico excelente, de cabello y ojos negros, quien había llegado en motocicleta.

Manuel antes del cambio.

Ambos se reconocieron al instante.

— Tanto tiempo, Manuel… me sorprende que hayas venido…

— No iba a venir, pero el cliente me dio la noche libre

— ¿Ah, cliente? ¿Acaso te prostituyes? 

— ¡Idiota, trabajo como traductor! 

— Jajaja, tranquilo, es solo una broma, bueno, será mejor que vayamos, ¿no crees?

Ambos empezaron a caminar.

— No creo que haya muchos, después de todo… ella organizó la reunión…

— Vamos, no es tan-

— La vez que uso a Deimos como asiento personal, cuando uso a cuatro compañeros como piso porque había un charco, soborno y despido de los maestros…

— ¿Eh, eso cuando pasó?

— Estabas tan metido en lo tuyo que no te dabas cuenta.

— Mala mía, bueno, ya estamos en la puerta…

Abrieron la puerta del gimnasio, viendo al fondo únicamente a Cristina y a la LJ.

Sin embargo, en lugar de emocionarse, Cristina parecía disgustada, especialmente con Jeison.

A Manuel ni siquiera le dirigió la mirada.

Ambos se sentaron a hablar con LJ, quien al ver a Jeison solo recordó los problemas que le hizo pasar al incumplir con sus responsabilidades.

Ton antes del cambio.

Pasaron unos pocos minutos más y entonces llegó otra persona.

— ¡Por dios, Ton, qué te pasó! —Cristina se sorprendió al verlo

Ton, otro hombre, de corto cabello azul y con unos lentes peculiares que ocultaban sus ojos, venía con únicamente pantalón y tenis, con manchas de pintura por todo el cuerpo.

— Ah, ¿esto? Jaja, se me pasó la mano con la pintura, ¿y qué hay de comer?

— Jajaja, tipico de Ton, no has cambiado nada

Manuel se comenzó a reír del aspecto de Ton, Tón lo tomó con serenidad.

— Qué puedo decir, el arte es complicado.

— Ton, por favor ve y cambia de ropa, hay dos señoritas presentes.

— Vale, repre, deja voy al pintomóvil y me cambio.

Ton salió tranquilamente mientras tarareaba y fue a cambiarse.

Y con la bizarra llegada de Ton, todos menos Cristina comenzaron a hablar de sus días como estudiantes, recordando momentos como ese, luego volvió Ton para unirse.

Y en un rato más llegó otro ex-alumno.

Levi antes del cambio.

— Eh… ¿Todo bien, Levi?

Preguntó la LJ al ver el estado de animo de Levi.

— Ah… sí… todo bien para mí…

“No quiero hablar de ello”

Es lo que daba a entender con sus palabras.

— Oye, Levi, ¿recuerdas cuando hicimos ese reto con el limón?

Manuel trató de cambiar el tema una vez más.

— ¡¿Fueron ustedes?! ¡Malnacidos! —gritó LJ con enojo.

La cosa siguió así un rato más, con todos conversado, menos una persona: Cristina, quien no se unía a la conversación porque al ser de distintas clases sociales los consideraba seres inferiores que no merecían su atención.

*Clac*

— ¡Arturo, qué bueno que llegas!

Arturo, un hombre con buen físico, de piel morena clara, cabello morado y ojos verdes, llevaba un pantalón de mezclilla azul y una camisa rosa vino. 

Cristina lo tomó del brazo y lo “obligó” a platicar con ella.

— Bueno, alguien tenía que ser el sacrificio —dijo Manuel al ver la escena.

— Oye, Jeison, tú también eres rico, ¿entonces por qué Cristina te desprecia? —preguntó LJ.

— Uh… em… pasaron cosas… —Jeison se limitó a responder.

La plática siguió, los pocos ex-alumnos que había empezaron a tomar los platillos todavía calientes, agradeciendo desde su mesa a Cristina por tan buenos platillos.

Y entonces.

*¡Clac!*

— ¡Hola a todos!

Un hombre de cabello rosado y ojos rojos, con buen fisico muscular, llegó montando a otro hombre de cabello y ojos verdes, como si fuera un caballo, incluso le había puesto una mordaza para caballos.

Era una escena incómoda para todos, menos para Cristina.

— Sigues siendo el mismo de siempre, Emir, veo que todavía usas a ese gusano como mascota.

Emir antes del cambio.

Arrojando al hombre de cabello verde contra el piso, Emir se levantó para luego saludar a Cristina como si fuese un caballero delante de una princesa.

El “caballo”, aprovechando la oportunidad, se levantó del piso y se quitó la mordaza, pero…

— ¡Oye! 

Emir, lo vio y reaccionó de forma enojada.

— ¡Yo no dije que-

— ¡Deja a Deimos en paz!

Deimos antes del cambio.

Manuel interrumpió.

Y oyéndolo, solo chistó con la lengua antes de dejar pasar el asunto y comenzar a platicar con Cristina.

Y Deimos, cansado y con la ropa sucia, se sentó en una de las sillas, empezando a entablar conversación con los demás.

— Por favor, lávate las manos primero —señaló LJ al ver sus manos tierrosas por ser forzado a tal humillación.

Y así, con dos grupitos en el gimnasio, el tiempo pasó “volando”.

Ya habían dado las 10.

— ¡¿Por qué nadie más vino?! 

La frustración de Cristina finalmente explotó.

En su grupo había 35 alumnos, de ellos 10 pertenecían a la clase alta, 20 a la clase media, y otros 5 a la clase baja. Para ella, todo hubiera ido bien, si hubieran ido todos, pues sería su momento para ser el centro de atención, sin embargo, solo llegaron personas que con las que no ha tenido las mejores interacciones.

— Tranquila, Cristina… Ya llegarán más.

Y al ver esto, el otro grupito; Manuel, Levi, Jeison, Deimos, Ton y LJ, empezaron a murmurar.

— Me sorprende que no se haya dado cuenta…

— Su ego es tan grande que no la deja ver la realidad.

— ¿Alguien se lo va a decir…?

— No voy a ser yo…

Y mientras murmuraban, Cristina había decidido que ya tenía suficiente.

— ¿Saben qué? Ya pueden irse, yo sé que venían a la comida gratis como lo arrastrados que son, nada contra ti LJ, sé que no eres como las basuras con las que te juntas.

— Bien, bien, nos vamos.

Manuel se levantó de su silla, pero justo cuando lo hizó.

“¿Eh?”

Un sonido que vino de todos.

— ¿Qué… pasa…? 

— Me… s-sie… to…. 

Todos, cada uno de las nueve personas que habían asistido a la reunión de ex-alumnos organizada por Cristina, empezó a sentir sueño.

— Cris… ¿pusiste… comí…?

Todos cayeron dormidos.

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Horas pasaron, y entonces.

— Ugh… mi cabeza… 

Una persona había despertado, sin embargo, era una persona que no estaba antes.

Una chica de largo cabello blanco y de ojos morados, vistiendo un traje negro con pantalón, y con una expresión de confusión en su rostro. 

Miró a su alrededor.

— ¿Eh?

Solo para encontrar más gente desmayada, pero…

— ¿Quiénes son ellos…?

Las personas a su alrededor, no lograba identificarlas.

— Demonios… ¿Qué le pusiste a la comida, Cristina?

Otra persona despertó, un chico de cabello y ojos naranja, vistiendo una playera azul y un pantalón blanco con un par de tenis, todavía recuperándose.

LJ después del cambio.

“¿Eh?” 

Un sonido que salió de ambas bocas al ver al otro.

— ¿Quién eres? 

Ambos preguntaron al mismo tiempo.

“Soy Manuel”, respondió la chica.

“Soy LJ”, respondió el chico.

Ambos incrédulos de la respuesta del otro.

— No, no, no. LJ/Manuel es…

Solo entonces se dieron cuenta de algo.

Su voz, la voz que emitían se sentía y oía tan diferente.

Extrañados, ambos llevaron su mano a la garganta.

Y después miraron abajo.

“¡¿Qué diablos?!”

Tales palabras salieron de la boca de ambos, empezando a tocar sus propios cuerpos.

“¡Ngh!” 

Un dulce gemido salió de la albina al apretar sus pechos.

— Oye, no hagas cosas indecentes

— Lo sien- realmente eres LJ…

Ante la llamada de atención, Manuel sintió esa aura autoritaria de la representante de la clase.

— Y parece que tú eres Manuel… ¿Es acaso una mala broma?

— Espero sea así, no creo poder salir luciendo así…

Manuel después del cambio.

Y entonces.

— ¡Dejé los frijoles encendidos!

Con una frase sacada de la cocina, una chica se despertó de golpe, vistiendo ropas que denotaban un estilo gótico moderno, con un cabello corto dividido por hebras blancas y negras, de ojos morados, de pechos grandes y un trasero todavía más grande.

“¿Quién eres?”

Preguntaron LJ y Manuel al mismo tiempo mientras miraban a ver a la chica gótica.

— ¿Cómo qué quién… soy? ¿Eh… ? ¡Mi voz!

La chica gótica miró hacía abajo, sorprendida por la ropa que traía y el busto en su pecho.

— ¡¿P-por qué soy una mujer?!

— Supongo que está en la misma que nosotros —habló la albina— … Soy Manuel

— Y yo LJ…

— ¿Manuel, LJ? Nah, imposible, Manuel es un gordito alto y LJ es una chica sexy, ¿Me están jugando una broma?

— Entonces dinos quién eres —ordenó LJ un poco enojada por el comentario de la chica gótica.

Jeison después del cambio.

— Soy Jeison, esperen… ¿D-de verdad son…? ¿Qué rayos pasó?

Los tres estaban confundidos, se habían despertado con sus géneros cambiados sin saber el por qué.

— ¡¿Qué rayos es esto?! —gritó una voz femenina.

Otra chica se había despertado, impactada por lo que veía en su cuerpo.

— Tú debes ser Levi —asumió LJ.

Levi después del cambio.

La chica que había despertado tenía rasgos bastante similares a Levi, su cabello había crecido un poco y había conservado su color, el rostro femenino pero mismos ojos rojos, un tamaño de pecho moderado y un trasero también moderado.

— Sí… soy Levi… ¿Pero quiénes son ustedes?

— LJ, Manuel y Jeison —LJ se señaló a sí misma y a las otras chicas.

— ¡¿Ustedes también?! ¡¿No es un sueño, verdad?!

— ¡Miren! —habló Manuel mientras apuntaba con su dedo índice.

A su alrededor había más personas inconscientes, cinco para ser más precisos.

— Uhh… ¿Quién es cada quién…?

— Uhmmm, creo es este es Deimos —señaló Levi a una chica de corto cabello verde.

Deimos después del cambio.

— Uhh… ¿Qué eres…? —la chica de pelo verde despertó.

— ¿Eres Deimos? —Levi respondió con una pregunta.

— ¿Ah? Claro que soy De…. ¿Eh? ¿Qué le pasa a mi voz? —la peliverde se dio cuenta de lo rara que sonaba su voz, llevando su mano a la garganta.

— ¡¿Qué carajo significa esto?! —alguien más gritó com furia— ¡Ese pobretón, de seguro es su culpa! ¡¿Dónde está?!

Una chica de largo cabello rosado despertó, enojada después de ver la ropa que llevaba.

Emir después del cambio.

— Tranquilízate, Emir, Deimos no tiene nada que ver en esto —LJ lo reconoció por su temperamento.

— ¡¿Quién eres?! ¡¿Cómo que no es su culpa?! 

— Soy LJ, y Deimos también fue afectado —LJ señaló a Deimos.

— Se quería lanzar contra él pero después de ver a la chica de pelo verde, se calmó un poco.

— Entonces… ¿Cómo terminamos así? —preguntó Emir impaciente.

— No lo sé, pero todavía faltan tres por despertar —respondió LJ señalando a las tres personas restantes— Ese debe ser Arturo.

LJ señaló a una chica de piel bronceada y cabello morado con proporciones un poco exagerada, llevaba una playera de manga larga y minifalda así como varías joyas, una vestimenta que parecía que se rompería en cualquier momento.

— Entonces ese debe ser Ton 

Señaló Jeison a la chica de pelo rosa oscuro en top y pantalón, con varias manchas de pintura por todo su cuerpo, también llevando unos lentes peculiares, solo que estos ya no tenían los picos característicos.

Ton después del cambio.

— Y ese debe ser Cristina… 

LJ señaló al único otro hombre en la sala.

Cristina después del cambio.

— ¿Cristina se convirtió en hombre? Jajajaja —Manuel se rió en alto.

— ¿Qué tiene de divertido?

— Será divertido ver cómo reacciona a eso.

— ¿Por qué? ¿Acaso para ti es divertido transformarte en mujer? 

— Ah, no es solo… —Manuel se quedó sin palabras— Lo siento…

— Bien, veamos quién- ¡Woah! 

Jeison, que seguía tirado en el piso, se levantó bruscamente, sintiendo el rebote de sus nuevos senos haciendole perder el equilibrio.

— Estás cosas… pesan…

— Bienvenido al mundo femenino, Jeison—habló LJ con sarcasmo.

Jeison empezó a tocarlas por curiosidad, liberando pequeños jadeos.

— ¡Jeison! 

Y con la voz masculina e imponente de LJ, se detuvo en seco.

— Lo siento…

— Será mejor que empecemos a buscar respuestas —propuso LJ— Bien, Levi y Deimos irán a la entrada de la escuela, Manuel y Jeison, vayan al estacionamiento a ver si encuentran más personal-

*Pum*

— ¡kya!

Dos chicas habían perdido el equilibrio al ponerse de pie, Manuel cayó sobre sus pechos mientras Jeison cayó sobre su trasero.

La razón no estaba en sus pechos, sino en sus pies.

La albina y la gótica llevaban en sus pies calzado de tacón, la albina tenía unos tacones de aguja mientras la gótica llevaba botas de tacon largo.

— Eso fue muy femenino de su parte… —Levi soltó el comentario.

— ¡N-no es mi culpa, no estoy acostumbrado a caminar en tacones!

— ¡Sí, yo tampoco!

Con un rostro rojizo, la albina y la gótica se defendieron.

— Bien, Manuel va con Levi y Deimos irá con Jeison. Emir, tú vienes conmigo.

— ¡¿Eh?! Por que voy a ir contigo?! ¡¿Quién te crees para darnos órdenes?! —Emir preguntó con rebeldía.

— ¿Ah? ¿En serio quieres desafiarme estando así?

LJ se puso de pie frente a Emir, quien se dió cuenta de la gran diferencia de altura, empezando a sentirse impotente.

— N-no señorita…

— Así me gusta.

— Oye, LJ, ¿Y si despiertan? —preguntó Manuel.

— Mmm… entonces tú quédate aquí. Levi, Jeison y Deimos van juntos. Si despiertan, explicales la situación… Y por último —LJ mostró una fría mirada que se clavaba en todos como si fueran cuchillos— Si descubro a cualquiera de ustedes haciendo perversiones en esos cuerpos… yo misma me aseguraré de que duerman con los peces.

“¡Entendido!”

Todos respondieron con miedo, de hecho, nadie recordaba que la representante de la clase fuera tan aterradora, ¿era acaso porque ahora es un hombre?

Y así empezaron a moverse, Jeison se apoyó en Levi y Deimos para poder moverse mientras tambaleaba debido a su inexperiencia con el calzado de tacón.

Todos menos Manuel salieron por las puertas del gimnasio, dejándolo a cargo de las tres personas todavía inconscientes.

— Ah, carajo… hace frío aquí dentro…

Manuel se encogió de brazos.

— Ngh…

Un pequeño jadeo salió de su boca, había rozado sus pezones al intentar darse calor con sus brazos.

— S-son reales… —Manuel miró a los tres cuerpos dormidos— … N-no van a despertar… ¿verdad…?

El rubor se apoderaba del rostro de Manuel.

— Ngh…

Había apretado los grandes senos que ahora colgaban de su pecho, ambos retenidos por el traje que llevaba, parecía que la camisa iba a reventar en cualquier momento.

“Se sienten bien”, pensó Manuel.

Y entonces.

*¡Pop!*

Los dos botones superiores que retenían sus senos salieron disparados.

— ¡Auch!

Uno de los botones golpeó con la fuerza suficiente para despertar a una de las personas.

La albina pasó del cachondeo al frío absoluto, apartando sus manos de sus senos rápidamente y fingiendo que no había hecho tal cosa.

— ¡Ho-hola, q-que bueno que despiertas, Ton! —Manuel se expresó con nerviosismo mientras se acomoda en una pose “desapercibida”

Ton, ahora siendo una chica de pelo rosa oscuro, y teniendo únicamente un top para cubriendo y conteniendo sus pechos, con un pantalón que se pegaba a su figura femenina y pies descalzos.

— Ah… ¿Quién es está hermosa dama? —Ton no perdía la oportunidad para ligar.

— ¡Idiota, soy yo, Manuel! Mejor mira abajo.

— Mirar aba… ¡¿jo?!

*Boing* 

Dos pares de pechos rebotaron suavemente.

— Wow, son reales, mmm~ —Ton sintió placer al apretar sus pechos.

— Será mejor que no hagas eso —Manuel lo detuvo.

— Hmmm, ¿Entonces que sí debería hacer?

— Esperar a que los otros dos despierten

— Ya veo, ¿Y los demás?

— Ya despertaron, LJ se hizo cargo…

Ton se levantó del suelo y se sentó en una de las sillas.

— Espera, ¿Entonces los demás también se transformaron en chicas?

— Sí, no sabemos la razón.

“Ngh”

Las otras dos personas que estaban inconscientes habían despertado.

— Hacen mucho ruido, quieren callarse

— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Eh, quiénes son? —preguntó la chica de pelo morado.

— Soy Manuel, sé que sonará difícil de creer pero… nuestros géneros han sido cambiados…

— ¡Eso es absurdo! ¡Es imposible cambiar el sexo de una… —Cristina notó la diferencia en su voz.

Se llevó las manos rápidamente a su entrepierna, sintiendo un bulto en esta.

— ¡Esto no está bien, no puedo ser un hombre! ¡Tengo que llamar a mi familia, ellos sabrán qué hacer!

El hombre rápidamente tomó su teléfono que llevaba consigo antes de desmayarse.

— ¡No puede ser! ¡No tengo señal! ¡¿Alguien tiene señal?! ¡Tengo que hacer una llamada urgente!

“Los teléfonos” 

Una idea que no pasó por la mente de nadie.

“Sin señal”

Y ese pequeño rayo de esperanza se fue tan rápido como llegó.

— Bien, entonces solo hay que salir de aquí e ir a casa.

— Sabes, deberíamos esperar a que todos estemos aquí —sugirió Manuel.

— ¿Ah? ¿Quién te crees que eres para darme órdenes? Si digo que voy a salir, voy a salir.

“Incluso siendo hombre sigues en tú papel de niña mandona”, pensó Manuel.

— ¿Y qué pasa con está ropa? Parezco de esos sin futuro.

Cristina se levantó rápidamente del piso y salió a buscar ayuda, Manuel no hizo nada para detenerla.

Salió por la puerta sin decir más.

— Ese tipo se parece mucho a Cristina —dijo la chica de cabello morado al verlo irse de tal forma.

— Es porque es Cristina, Arturo

— Ya veo… uhh —Arturo tembló un poco— Oigan, ¿no tienen frío…?

— Yo un poco —respondió Ton mientras pasaba sus manos por sus nuevas curvas.

— Bueno, el aire acondicionado está encendido, pero creo que ustedes dos lo sienten más por sus ropas… Ton, deja de tocarte… LJ te matará si te descubre…

— ¿Ro…pas? 

Arturo miró abajo.

— ¡¿Qué rayos llevo puesto?!

Una playera de manga larga y una minifalda que parecía luchar por no dejar al descubierto la ropa interior junto con unos botines. El rostro moreno ahora tenía un tono rojizo.

Arturo después del cambio.

— ¡N-n puedo andar así! ¡Manuel, préstame tu saco!

— ¿Eh?

— Tienes la camisa blanca debajo, ¿no? No debería haber problema entonces.

— Ugh… Bien…

Manuel se quitó el saco con una expresión que decía que realmente no quería hacerlo, quedándose con la camisa blanca cuyos botones superiores habían salido volando.

— Gracias… Uhmm me gustaría tener algo para las piernas…

— No te voy a dar mis pantalones.

— Creo que tengo algo de ropa en el Pintomóvil —habló Ton

— ¿Pintomóvil? 

— Sí, así le puse a mi vehículo recreativo 

— ¡¿Tienes un VR?! —preguntó Manuel con sorpresa.

Ton sacó unas llaves del top que retenía sus senos

— Sí, me ha ido bien con las pinturas, así que pude comprarme uno como siempre quise, ¿entonces vamos?

— Sí

Tanto Arturo como Manuel respondieron.

— Espera, ¿cómo supiste que las llaves estaban ahí?

— Ah, mientras tocaba estas cosas sentí algo más~

Con la respuesta de Ton, empezaron a caminar, sin embargo.

— Ah… chicos… —Manuel, se quedó atrás— ¿Me pueden ayudar? No sé andar en tacones…

— ¿Y por qué no te los quitas? —preguntó Ton.

Una pregunta simple que no había pasado por la cabeza de Manuel.

— T-tienes razón…

La albina se quitó los tacones y empezó a caminar descalza.

— El piso está frío…

Las tres “chicas” salieron rumbo al estacionamiento, siendo recibidas por un cielo nocturno, usando los faros de luz esparcidos por el campus para moverse, solo para llevarse una gran sorpresa.

— … El… Pintomóvil…

El VR de Ton tenía un diseño más femenino, el color blanco del exterior fue cambiado por uno rosado.

— Tengo que checar el interior…

Ton abrió la puerta, la cuál tenía unos senos plasmados con pintura, parecido a cuando pintas tus manos y las estampas contra el papel.

— Espera… ¿No pusiste llave?

— Ah, no, digo, si era una simple reunión entonces no había necesidad de cerrar, además, la academia es bastante segura.

*Clic*

Prendió las luces.

Adentro, estaban los asientos del conductor y su copiloto, con un tablero adornado por calcomanías, un volante con funda de unicornio… y un dildo por palanca de cambios…

Todo lo anterior con varías manchas de pintura.

— Bro… ¿Qué rayos pasa contigo? —Arturo preguntó incómodo.

— Eh… era una teta antes… supongo que mi versión femenina pensó que sería divertido… —respondió Ton con algo de rubor.

Después de los asientos le seguí la cocina y comedor, perfecto para dos personas, también con varias manchas de pintura en ellos. Luego seguía la regadera y un ropero bastante grande, abarcaba el triple de ancho de la estufa en la cocina.

*Clic*

La puerta se abrió, dejando ver una gran cantidad de ropa… ¡FEMENINA!

— ¿La ropa también? —Ton se sorprendió.

— Tiene sentido… Parece que tus pertenencias se adaptaron a tu nuevo sexo —dijo Arturo.

— Espera… ¿Entonces las nuestras también? —Manuel empezó a buscar en sus bolsillos— Mis llaves… ¡Dónde están mis llaves!

Sin dar explicaciones, Manuel bajó del VR hecho prisa.

Arturo procedió a tomar unos pantalones y una camiseta.

— ¿Oye, en serio te lo vas a poner así?

Arturo se había puesto el pantalón sin quitarse la falda, no lo sintió ni ajustado ni flojo, parecía compartir talla con Ton.

— ¡No pienso dejar que me veas la ropa interior!

— Vale, respeto tú desición… mmm… Déjame ver algo más…

Ton caminó hasta la parte trasera del VR, pasando por las camas laterales para al final llegar la zona que ocupaba como estudio, había un tripié así como varías pinturas y herramientas regadas por el lugar, pero lo más importante, su cartera.

Agarró la cartera, la abrió y miró su identificación.

“Tatiana”

Era el nombre que tenía plasmado.

— Arturo, ¿Dónde está tu identificación? Creo que debemos reunirnos y hablar de esto

— La tengo aquí… —Arturo buscó en sus bolsillos— … No la tengo aquí…

— Mmm, quizás esté en el gimnasio, hay que volver.

Ambos bajaron del VR solo para encontrarse una escena un poco incómoda.

[

Una chica albina mostraba su trasero mientras abrazaba un carro; un Hyundai Sonata 2018

— … Manuel… ¿Estás bien…?

— ¡Ah! —Manuel se despegó del carro rápidamente— ¡Estoy bien! Es solo que me emocioné al ver mi carro completamente cambiado…

— Será mejor que volvamos.

— Ten, Manuel, gracias —Arturo devolvió el saco a su dueño.

— ¿Ah, no quieres que te preste unos tenis? —preguntó Ton al ver los tacones en las manos de Manuel.

— Uhh, ya me acostumbré a la tierra~

— Bueno.

Manuel se puso el saco y los tres regresaron al gimnasio.

Ahí ya estaban Jeison, Levi y Deimos.

— Que bueno que llegan —expresó la gótica.

— ¿Pasó algo? —preguntó la albina.

— Será mejor que todos estemos aquí para que lo vean, y también… 

Levi señaló las mesas, en estas había seis bolsos femeninos, cada uno con un diseño diferente.

— Esperen… son seis bolsos pero somos siete “chicas”…

— Ah, lo mío está en mi VR —Ton interrumpió a Manuel.

— Entonces son nuestros —Levi se unió— Creo que el que es negro con calaveritas blancas es de Jeison.

— ¡Oye, que me vea como una gótica no te da el derecho a asumir que mi bolso también lo será! —Jeison se quejó.

— Entonces ábrelo.

— Ugh… traemelo… no puedo moverme con estas botas

— Pues quitatelas —Ton sugirió.

— Ni hablar, se ven complicadas de poner y quitar 

— Entonces no te quejes —Manuel se unió a la conversación.

— Me quejaré todo lo que quiera, solo denme el bolso para callarles la boca.

Le pasaron el bolso a Jeison, sacando de este una cartera para mujer con un estilo gótico que decía a gritos que ese bolso era suyo, como si fuera una confirmación de su nueva identidad y un punto sin retorno.

“Jesica”

Era el nombre plasmado en la identificación que también tenía una imagen de su actual versión femenina.

— ¿En serio me veo así? Diablos, estoy bien buena~

— Entonces se confirma que eres una gótica con todas las de la ley… Veamos que dice la mía 

Arturo se acercó a las bolsas y las miró fijamente, todos eran de distintos colores y tamaños, no sabía con certeza cuál elegir.

Agarró una negra con varios bolsillos al frente, en estos encontró una cartera femenina color morado oscuro.

“Vania”

Era el nombre plasmado en la credencial, pero…

— Creo que está es tuya, Manuel.

La imagen que tenía la identificación era la versión femenina de Manuel.

— Y-ya veo… —Manuel tomó el bolso, la cartera y la credencial.

— ¿Entonces cuál es la mía? —preguntó Arturo.

— Mmm, creo que esa es de Deimos —Levi señaló un bolso verde.

— ¿Por qué lo dices? —Deimos preguntó con curiosidad.

— Ugh… no me vayan a tachar de clasista pero… ese bolso… está más desgastado que los demás…

— Brutal —dijo Ton.

— Son crueles, ¿lo sabían? 

— Oye, no lo hacemos como burla

Con un rostro rojo, Deimos se acercó al bolso verde, que de más cerca que se podía mirar lo desgastado que este estaba, con uno de los cierres laterales rotos, abrió el cierre central y sacó una cartera femenina color verde pastel con decoraciones florales.

“Deya”

La identificación tenía plasmado tal nombre, así como una imagen de su figura actual.

— Incluso como mujer sigo siendo pobre…

— No te deprimas, oye con ese cuerpo y esa cara bien podrías tomar el camino fácil~

— ¡Ton! 

Ton se había pasado de insensible, tanto así que todos lo regañaron.

— Bien, quedan tres, ¿quién falta? —Jeison habló.

— Quedan Arturo, Levi y Emir —respondió Manuel. 

Cada uno tomó uno de los tres bolsos que quedaban; uno blanco de lentejuelas, uno rosa con joyería y uno café bastante simple.

Una identificación con el nombre de “Emilia” y una foto de la figura femenina de Emil salió del bolso rosa.

Una identificación con el nombre de “Levi” y una foto de la figura femenina de Levi salió del bolso blanco.

Una identificación con el nombre de “Aurora” y una foto de la figura femenina de Arturo salió del bolso café.

Ya con cada “chica” teniendo su respectivo bolso, comenzaron a husmear dentro de estos, encontrando sus teléfonos; los cuáles ahora tenían fundas femeninas. También había maquillaje, llaves de auto entre otras cosas.

— ¡De verdad tengo un Hyundai!

Manuel gritó de emoción mientras alzaba las llaves de su carro, sus pechos rebotaban a su ritmo.

— ¡Yo también tengo un carro! ¡Tengo un carro! —Deimos también encontró unas llaves en su bolso— ¡Vamos a verlos!

Los hombres ahora mujeres se estaban emocionado por ello, sin embargo.

— ¿Se divierten? 

LJ había regresado.

— Bien, será mejor que se sienten, tenemos que hablar —LJ habló con autoridad.

Todos tomaron asiento en las mesas.

— Revisamos el sistema de vigilancia, fue tan extraño, muestra cómo llegamos…  Las cámaras no detectaron nada, solo nos muestra el cómo todos perdemos la consciencia de la nada, se corta y luego vuelve a grabar el cómo despertamos en estas formas…

— ¡¿V-vieron que pasa después de eso?! —Manuel preguntó con un rostro rojo al darse cuenta de las cámaras.

— Estuvimos inconsciente una hora —respondió LJ.

— Oigan, ¿ya checaron sus teléfonos? —preguntó Deimos.

— No, ¿Por qué? —LJ mostró interés.

— No tenemos señal.

Todos rápidamente checaron sus teléfonos para confirmarlo.

“Sin señal”

Era el símbolo que aparecía en cada teléfono.

*Pipipip*

— Ni siquiera los números de emergencia funcionan —se quejó LJ.

 — Entonces estamos atrapados aquí… —confirmó Jeison

— ¿Qué quieres decir? —preguntó Emir.

— Uhh… Será mejor que lo vean ustedes mismos.

Todos salieron, pero.

*Rebote*

— Ugh… estás cosas… se mueven demasiado.

Uno de los chicos se quejó al ser consciente del rebote constante de sus senos.

— Lo sé, ¿Cómo pueden vivir las mujeres así? —le siguió otro.

— Se acostumbran con el tiempo —respondió LJ.

Siguieron caminando hasta llegar a la entrada de la institución.

— ¿Qué es eso…? 

A lo lejos no se distinguía, pero conforme se iban acercando.

— ¡Cristina! —LJ gritó.

Cristina estaba tirada en el piso, con un poco de sangre en los nudillos de sus manos.

— ¡Rápido, carguenla!

Jeison y Arturo se acercaron a paso veloz, evitando correr por el rebote de sus pechos.

Sin embargo.

— Ufff… es… pesada…

Jeison y Arturo, que trataban de levantar a Cristina, estaban teniendo problemas.

— … Parece que no solo nuestros cuerpos cambiaron sino nuestra fuerza también… LJ, creo que deberías encárgate de esto —Manuel habló.

LJ siguió la sugerencia de Manuel, sorprendiéndose de lo fácil que era cargar a Cristina.

— Oigan… miren eso… —Levi señaló.

A centímetros de ellos, había una enorme barrera de cristal.

— ¿Qué es esto?

Emir se acercó y tocó el cristal pero nada pasó.

— Fue lo que encontramos al llegar a la entrada, parece que esta cosa abarca todo el terreno de la escuela —explicó Levi.

— Realmente estamos atrapados… Tch… Bien, vayamos a los dormitorios, viendo el cielo nocturno debemos descansar, mañana veremos qué hacer.

Bajo el liderazgo de LJ, todos fueron a los dormitorios, sin embargo.

— Oigan, “chicos”, ni se les ocurra hacer algo pervertido con esos cuerpos… de hecho…

*¡Golpe, golpe, golpe!*

— ¡¡Oye!! ¡¡LJ, esto es una locura!! ¡¡Maldita zorra!!

Emir golpeaba la puerta con furia desde el interior de uno de los dormitorios.

— ¡¡¡Déjame salir!!! 

Siguió golpeando y gritando.

— Oye… eso es muy extremo, ¿no lo crees? —Manuel protestó.

— Lo mismo aplica para ustedes, bola de calenturientos.

— Oye, eso es cruel, que seamos hombres no nos hace una bola de calenturientos.

— ¿Ah no? Entonces diganme porque la camisa de Manuel tiene dos botones safados.

— ¡E-eso es…! —el rostro de Manuel se puso rojo como tomate— ¡Mis pechos son tan grandes que no pudieron con mi camisa! 

— Aja y mi pene es tan grande que rompió mi pantalón. En fin, dormirán en habitaciones separadas y bajo llave.

— Oye, LJ, ¿de donde sacaste las llaves? —Jeison preguntó.

— Estaban en la bodega de la recepción.

Y así, LJ encerró a cada uno de los hombres transformados en mujeres en distintas habitaciones del segundo piso.

En cuanto a Cristina, fue dejada en la enfermería. Solo se había desmayado, su salud no corría peligro, la sangre en sus nudillos fue causada por ella misma al tratar de golpear el cristal.

— Ah… finalmente solo…

Manuel, encerrado en la habitación, se relajó al estar lejos de la mirada de los demás, se recostó en la cama y…

— Hmm~ 

Y continuó lo que había dejado, apretó los grandes senos en su pecho con sus pequeñas y femeninas manos.

— Se siente tan bien~ Pero quiero tocarlos directamente…

Manuel desabrocho los botones que le quedaban, revelando un sexi brasier que hacia la tarea de retener sus senos.

— Entonces abajo…

Manuel llevó su mano a la entrepierna.

— No hay nada… —susurró.

En la entrepierna donde antes había un órgano masculino completamente funcional ahora solo había una planicie, podía sentirlo a través del pantalón.

— Uhh… no veo nada con estás cosas… 

Manuel miró en la habitación buscando un espejo.

Y lo encontró.

Se levantó de la cama y caminó hasta esté, era un espejo de cuerpo completo.

— Esta… ¿está soy… yo?

Se quedó anonadado por su nueva apariencia; un rostro femenino, un largo cabello blanco, ojos morados, se tocó las mejillas con las manos, sintiendo lo suave que era su piel ahora, completamente diferente de su piel masculina.

Y del cuello para abajo, unas grandes tetas lo recibían con placer. Sus pezones, duros por el estímulo, parecían luchar por salir del erotico sujetador que llevaba puesto.

*Zip*

Desabrochó el pantalón y bajó la cremallera, revelando una tanga que sobresale de la altura de este.

*glup*

Tragó saliva y bajó la tanga lentamente, revelando su nuevo órgano femenino a la vez que se formaban varios puentes viscosos entre la piel desnuda y la tanga retirada.

— Realmente tengo una… 

Curioso y excitado, no dudó en meter uno de sus dedos.

— ¡Nmm!

Una pequeña chispa recorrió su cuerpo, pero…

— ¿Eh?

Al introducir su dedo, sintió algo en el interior.

— Ahh~ 

Trató de tocar aquella cosa dura que sintió con su dedo introduciendo otro más, estimulándose sin querer. 

Una vez más lo volvió a sentir, y entre gemidos y dedeos.

— ¡L-loh t… tengohh!

Manuel logró tomar aquello que había sentido en sus paredes vaginales.

— ¡¡Ahh!!

Sacarlo de golpe fue una mala idea, solo le dio más placer y lo hizo gemir en alto.

— Ah… eso fue… intenso…

Y con una respiración pesada, Manuel llevó el objeto a su cara, dándose cuenta de lo que era.

— Parece que mi yo femenino es igual de pervertida que yo…

El objeto era un juguete vibrador, no estaba encendido así que no fue capaz de sentirlo.

Y entonces.

Se miró en el espejo, en este había una chica lasciva devolviéndole la mirada, con sus pechos expuestos, con la saliva escapando de la comisura de su boca, con su vagina goteando lentamente sus jugos.

“Es tan distinto de un hombre”, pensó.

“No necesito material… con solo tocarme…”, siguió pensando mientras admiraba su figura y se manoseaba.

Los suaves gemidos femeninos y el sonido del roce de sus dedos con sus paredes vaginales empezaban a apoderarse de la habitación.

— Ah~ Manuel… me pones tan cachonda~

No dudó en usar su aguda voz para decir frases que le excitaba escuchar.

Entonces regresó a la cama para ponerse más cómodo y explorar más a fondo su nuevo cuerpo.


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